Vivimos en un mundo donde el ruido es abrumador: redes sociales, anuncios, podcasts, libros, revistas, etc… Todo el mundo intentado proyectar una imagen mejor que la realidad y donde el objetivo principal es hacerte sentir insegur@ para que así consumas productos, servicios o ideas.
Linkedin? Todo el mundo tiene una carrera que va a la velocidad de schumacher. Instagram? Todo el mundo se pasa el día entre playas paradisiacas y brunches coloridos.
Pero….¿son los contenidos en esas redes un reflejo verídico de la realidad?
Pues la verdad es que muy probablemente no. Lo que vemos online es solo la punta del iceberg de la realidad.
Si nos vamos al extremo de los vendehúmos online; que alguien cuelgue una foto en una playa con un portátil vendiéndote su lifestyle, no nos da ninguna información veraz acerca de su posición real: ¿Gana dinero suficiente para vivir? ¿Quiere hacer una especie de esquema ponzi? ¿Qué plan tiene para cuando tenga 60 años?
Un ejemplo extremo, pensarás. De acuerdo, tomemos como ejemplo una historia legítima (i.e. una historia de éxito de una start-up).
¿Se mantiene este fenómeno de comparación absurda? Pues la verdad es que muy probablemente, sí. Por mucho que todos sepamos que la probabilidad de éxito de una start-up es relativamente baja y que la suerte juega un factor muy importante, no podemos evitar compararnos con el caso exitoso (obviando los otros 90% que se dejaron la piel como este pero que nunca salen en las noticias).
Comparar peras con peras
Llegados a este punto quizás digas: ¿Por qué narices me está contando esto Alex?
Pues la verdad se que es muy sencillo: no quiero que seas infeliz por ponerte expectativas irrazonables que has generado a partir de una imagen de la realidad distorsionada por el ruido.
Si pasamos al plano de carrera, ¿cuántas veces te has quedado enganchad@ en Linkedin, Twitter o Youtube comparándote con historias de éxito y fustigándote por no llegar a tu «potencial»?
Como comentaba Joan Tubau recientemente en su artículo sobre la satisfactoria frustración, la nuestra – la generación milenial – es una generación cuyas expectativas hacía el mundo son muchas veces poco realistas y donde la gratificación tiene que ser siempre inmediata.
Cómo mejorar tus finanzas sin ruido
Gasta en lo que tú quieras, no en lo que los otros esperan
Un gran porcentaje de las compras que realiza la gente tienen más que ver con lo externo que lo interno. Un clásico sería el coche: ahora que me han ascendido, toca comprarme uno mejor. Otros ejemplos clásicos son: relojes, segundas residencias, vacaciones, etc.
Dejar que las expectativas de los demás afecten tus decisiones de compra e inversión es una receta segura para el desastre. ¿Por qué? Por dos motivos:
- Consumir más, no te hará más feliz 👇
2. Ninguno de los que te anima a gastar más te va a sacar las castañas del fuego si estiras más el brazo que la manga. Ahorrar es garantía de tranquilidad y margen de maniobra. No hipoteques tu futuro por juegos de status inútiles.
Construye desde el interior y mantén el rumbo
El ruido exterior tiende a crear en nosotros una inseguridad constante: ¿me estoy conformando con objetivos demasiado poco ambiciosos? ¿por qué no tengo un trabajo mejor? ¿por qué no he montado aún una empresa exitosa?.
Si bien es útil e importante reflexionar sobre la vida y las preferencias de un@ mism@, lo que no es razonable es estar constantemente dudando del rumbo que se tiene por ver un tweet o escuchar no sé qué podcast.
Conocer tus valores y preferencias personales es clave para confiar en tu capacidad de elección y ser capaz de mantener el rumbo que tú creas adecuado, incluso cuando el ruido te haga dudar.
Establece tus propios mecanismos de feedback e introspección y evita gastar tus energías en comparativas inútiles y dudas estériles.
Conclusión
En resumidas cuentas, que le den al ruido. Desconecta de todo ese signaling nocivo. Céntrate en lo que controlas. Valora lo que tienes y construye tu confianza interna.
No quería acabar sin compartir antes contigo algunos artículos anteriores que creo importantes para construir una vida financiera estable y con altas probabilidades de garantizarte un buen nivel de vida.
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