En los últimos tiempos, se ha impuesto una tendencia que creo que es peligrosa para el futuro financiero de muchas personas. La tendencia en cuestión se podría resumir de manera aproximada en: deja tu trabajo para emprender un negocio.
Si bien yo no soy nadie para decir-te qué hacer con tu vida, si que me gustaría compartir contigo mi visión sobre éste tema e invitarte a reflexionar conmigo sobre cómo podemos minimizar nuestros riesgos, maximizando el potencial a largo plazo.
Define tu base de estabilidad
El mundo está lleno de oportunidades, riesgos e incertidumbre. Una mezcla particular que, bien combinada, puede ser utilizada a nuestro favor para avanzar con paso seguro hacía una mayor autonomía financiera.
Como en los edificios, lo más importante en la construcción de tu patrimonio, es tener unos buenos fundamentos. Unos fundamentos sólidos y bien planteados que serán la clave para luego poder levantar tantas plantas como quieras.
Siendo conscientes de que puede haber cambios dramáticos en nuestras vidas a raíz de eventos externos (i.e. COVID-19), lo más importante es identificar cuales son los 3 pilares esenciales que nos permitirán capear cualquier temporal.
Aunque cada uno tendrá su lista particular, mis 3 puntos esenciales son:
- Estar libre de deuda no productiva. (*)
- Tener un fondo de emergencias para cubrir 12 meses de gastos recurrentes.
- Un trabajo bien remunerado.
*Deuda que no sirve para invertir en activos que generan ingresos, con un nivel de apalancamiento razonable y con la máxima cautela inversora.
Si bien esas son las mías, tú tienes que identificar cuales son los 3 pilares que te permitirán capear los temporales que seguro están por venir y tomar riesgos controlados para maximizar tu potencial.
Obviamente, es muy probable que, durante algunos momento de tu vida, no todos los puntos estén totalmente en orden. No pasa nada, esta lista es una aspiración y guía para tener unas bases sólidas sobre las que construir.
Construye upside
Una vez tenemos los fundamentos cubiertos (i.e. hemos minimizado los riesgos críticos), es hora de plantearnos cómo podemos maximizar nuestro potencial de ingresos a largo plazo.
En este sentido, es importante recordar las dos ecuaciones fundamentales para la creación de tu patrimonio.
Ecuación del valor esperado
Existe una diferencia fundamental entre probabilidad y valor esperado. Mientras que la probabilidad mide qué certidumbre tenemos que un evento suceda en el futuro, el valor esperado expresa cual es el retorno esperado medio.
La clave para tu futuro financiero es concentrarte en el valor esperado, puesto que lo que te importa es el retorno medio esperado y no la probabilidad que suceda. Así pues, la fórmula sería:
Valor Esperado = (Probabilidad de ganar * Ganancia media) – (Probabilidad de perder * Pérdida media)
Veamos un ejemplo. Imagínate que estás pensando en probar una idea de negocio al mismo tiempo que trabajas por cuenta ajena. Asumamos que has hecho tus cálculos y que estás covencid@ que puedes testar la idea con un coste de 1.000€ iniciales. Dado que se basa en un producto digital con costes marginales insignificantes, el valor del negocio en caso de éxito sería de 500.000€.
Ahora viene la parte curiosa. Aunque la probabilidad de éxito sea de solo un 5%, tu valor esperado es de 24.050€ positivos [5%*500.000€-95%*1.000€].
Lo importante de esta ecuación es que es contra intuitiva. La gran mayoría de nosotros estamos obcecados con las pequeñas ganancias «seguras», no estamos acostumbrados a sufrir pequeñas pérdidas diarias a la espera de un gran premio futuro. ¿Por qué?
Por la teoría de la prospectiva
La teoría de la prospectiva de Kahneman y Tversky. Esencialmente, lo que propone esta teoría es que los humanos evaluamos las potenciales pérdidas o ganancias de manera diferente.
Un experimento que demuestra este punto es el siguiente. Se les dice a un grupo de personas que imaginen que tienen 300€. Entonces, se les da dos opciones: (a) recibir otros 100€ o (b) tirar una moneda al aire, donde si aciertan reciben 200€ y, si no, no reciben nada. Resultó ser que la mayoría de personas prefieren la opción (a).
Pero, Kahneman y Tversky hicieron también otra variante del experimento. Esta vez, pidieron a la gente que se imaginara que tenían 500€. Las dos opciones fueron: (c) renunciar a 100€ o (d) tirar una moneda al aire, donde si fallaban tenían que pagar 200€ y si acertaban no tenían que pagar nada. ¿El resultado? La mayoría de la gente prefirió la opción (d) a la (c).
¿Qué es lo que resulta más interesante? Que, desde un punto de vista matemático, el valor esperado es el mismo en las 4 opciones.
La conclusión del estudio sería la siguiente:
Somos más propensos a apostar en relación con las pérdidas pero somos aversos al riesgo en relación con las ganancias.
Ecuación del valor temporal del dinero
El valor del dinero depende del momento en el que se recibe. Intuitivamente, recibir 100€ en 50 años es mucho menos atractivo para ti que recibir 100€ hoy mismo.
A nivel matemático, lo podemos expresar de la siguiente forma:
Valor Futuro = Valor presente*(1+retorno)^(nº de periodos)
De la ecuación anterior, se desprende el concepto de interés compuesto (es decir, la adición del interés generado por el principal al propio principal). El concepto del interés compuesto se puede ver mucho mejor en una gráfica.

Lo que implica el concepto de interés compuesto es empezar cuanto antes a pasar a la acción. Cada año que tardes de más, es un año perdido de intereses que pasarían a formar parte de tu principal para siempre.
Conclusión
Cada persona es libre de escoger el nivel de riesgo que estime oportuno. Sin embargo, mi opinión personal es que la clave para tener una buena vida financiera es evitar los grandes errores y trabajar siempre desde una posición de fortaleza y tranquilidad. ¿Y cómo se consigue esto? Pues diseñando un plan financiero, cuanto más pronto mejor, que combine la reducción de riesgos (i.e. tener un trabajo estable, fondo de emergencia, bajos costes de vida, etc.) con la búsqueda de upside a través de la creación de negocios, la inversión inmobiliaria o la inversión en activos financieros.
¿Y tú qué piensas? ¿Qué estás haciendo para maximizar tu upside a largo plazo?
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