La mayoría de nosotros tenemos tendencia a asumir que nuestros éxitos derivan mayoritariamente de nuestro esfuerzo, subestimando así el impacto de la suerte o de nuestro entorno. Precisamente por eso, quiero compartir algunos apuntes acerca de qué factores han determinado tu bienestar financiero y qué puedes hacer para ayudar a otras personas con su vida financiera.
Una curiosa paradoja
Según la asociación americana de psicología (APA), el dinero es la principal causa de estrés en Estados Unidos. En una encuesta de 2015, la APA descubrió que el 72% de los americanos había sufrido al menos una vez estrés por el dinero durante el último mes.
Sabiendo pues el impacto real que una mala planificación financiera puede tener en la vida de la gente, resulta descorazonador ver que casi el 46% de los españoles percibe que sus conocimientos financieros son “bajos” o “muy bajos.
¿Cómo puede ser qué las personas no invirtieran tiempo y esfuerzo en aprender más sobre finanzas personales?
Para mí, el elemento clave es que el status quo por defecto de la gran mayoría de la población es un piloto automático causado por una rueda de hámster diaria: trabajar, dormir, comer…
Es normal, a todos nos pasa. Teniendo la mala costumbre de querer comer, uno tiene que invertir tiempo en resolver las cuestiones básicas. Aun así, el foco en lo urgente no debería impedirnos reflexionar sobre cosas más «aburridas» pero importantes.
De entre todas esas cosas, destacan las finanzas personales. Si lo piensas, no hay nadie que tenga más interés en tu vida financiera que tú mism@. Aun así, y sabiendo de su importancia, muchas personas prefieren no invertir el tiempo necesario en entender los básicos y aceptar la responsabilidad sobre sus finanzas.
Dicho lo cual, para ser justo, es clave reflexionar sobre por qué uno mismo tiene mucha mejor formación financiera que otros. ¿Es mérito? Probablemente no.
De hecho, en relación con el tema de las finanzas personales, uno se asombra al pensar en el efecto compuesto de nuestras decisiones y nuestro entorno.
Muchas veces nos resulta difícil distinguir qué parte de nuestros resultados o situación actual proviene de decisiones conscientes y que parte es resultado de modelos mentales implantados por nuestro entorno durante nuestros primeros años de vida.
¿Qué determina el futuro financiero de l@s más pequeñ@s?
En mi opinión, en el tema de las finanzas personales, y constatando la falta de formación financiera de nuestro sistema educativo, resulta evidente que la situación financiera de muchos de nosotros tiene una gran relación con aquello que nos enseñó nuestra familia en casa.
De hecho, si bien resulta difícil establecer relaciones causales en esta temática, los resultados del estudio «Pathways to life success: A conceptual model of financial well-being for young adults» apoyan la tesis que la educación recibida por parte del entorno familiar es uno de los elementos más relevantes para predecir el bienestar financiero a largo plazo.
Es más, los autores indican que, incluso si hubiera una formación financiera apropiada en nuestro sistema educativo, esta, por si sola, difícilmente sería suficiente para garantizar un buen futuro financiero. En cualquier caso, se necesita la involucración de los padres para establecer las bases en términos de valores y madurez emocional.
Dicho lo cual, para toda generalización siempre hay excepciones. De hecho, quizás ese es tu caso, siendo una persona que ha crecido en un entorno con poca formación financiera pero que ha decidido coger el toro por los cuernos y formarse en la materia. Si es así, felicidades, you rock 🤘
¿Qué pasa con jóvenes y adultos?
Dado que la mayoría de la gente toma decisiones financieras clave (i.e. endeudarse para consumir, hipoteca, etc.) entre los 25 y 35 años – una edad en la que pasan otras muchas cosas (i.e. pareja, empezar a trabajar, etc.) -, desgraciadamente poca gente invierte el tiempo y esfuerzo necesario para evaluar si lo que le han enseñado sus padres y entorno es lo mejor para su vida financiera.
¿Cuál es la verdadera tragedia? Pues que esas decisiones (i.e. comprar un coche a crédito) tienen consecuencias a largo plazo que requieren de mucho esfuerzo para revertir.
Somos criaturas de hábito y, por ende, los buenos / malos hábitos se acumulan. Por ejemplo, acostumbrarse a estirar más el brazo que la manga y acumular créditos al consumo gastados en vacaciones u otras actividades sin retorno o mejora de capital humano.
¿A donde voy con todo esto?
Pues mi objetivo no es otro que invitarte a que invites a un café a personas de tu entorno que sabes que no tienen una formación financiera suficiente y compartas de una manera informal tu estrategia financiera.
Obviamente no puedes (ni debes) sustituir a un asesor financiero profesional pero, como en muchos de los temas tabúes, una conversación con un conocido suele ser muchas veces más efectiva que algo más formal y que probablemente nunca sucedería.
¿Cómo me comprometo yo?
Pues de dos maneras:
1). Regalando hasta 20 libros impresos – edición de autor y max. 2 por persona – para que puedas regalárselo a la persona que invitas al café.
2). Haciendo un vídeo resumen de los principales elementos del libro para que te sea más fácil explicarlo 😉
No dejes pasar la ocasión y escribe ahora un WhatsApp a aquel amig@ que sabes que lo agradecerá y envíame a continuación un email a contacto@invirtiendoenti.es con la dirección de entrega que quieras y el nombre para que te haga llegar el libro 😉
Deja una respuesta