Aunque aún es demasiado temprano para saber los efectos del COVID-19, me gustaría compartir con vosotr@s algunas reflexiones iniciales sobre toda esta situación.
En primer lugar, y a un nivel más metafísico, esta crisis sanitaria es una muestra más de la importancia de los black swans, concepto no tan conocido pero esencial para entender cómo evoluciona la historia y la economía.
¿Qué son los Black Swans?
Lo que aquí llamamos un «Cisne Negro» es un suceso con los tres atributos siguientes: En primer lugar, es un caso atípico, ya que se encuentra fuera del ámbito de las expectativas regulares, porque no hay nada en el pasado que puede apuntar de manera convincente a su posibilidad. En segundo lugar, conlleva a un impacto extremo. En tercer lugar, a pesar de su condición de rareza, la naturaleza humana nos hace inventar explicaciones de su presencia después de los hechos, por lo que es explicable y predecible.
«‘The Black Swan: The Impact of the Highly Improbable’». The New York Times. 22 de abril de 2007.
Este concepto, desarrollado por el filósofo libanés Nassim Taleb, es clave para entender lo poco preparados que estamos los humanos para enfrentarnos a una realidad compleja donde, a veces, los impactos extremos se originan de manera no lineal y no predecible.
Para hacerlo aún más visible, algunos ejemplos de Cisnes Negros:
- El auge de internet.
- La primera guerra mundial.
- La disolución de la URSS.
- Los ataques terroristas del 11S.
Vale, muy bien, entiendo de qué va esto de los cisnes negros, pero…. ¿A mi qué me importa todo esto?
Pues la verdad es que mucho. Entender en qué tipo de mundo vivimos y cuáles son sus reglas es esencial para poder estar preparado personal y financieramente .
En un plano genérico, ser conscientes de qué no podemos predecir la aparición de un cisne negro, nos conduce a deducir que nuestro objetivo debería ser estar siempre preparados para su aparición.
¿Cómo podemos prepararnos para los cisnes negros?
Introduciendo otro concepto de nuestro amigo Taleb: antifragilidad.
¿Qué significa ser Antifrágil?
Algunas cosas se benefician de los sobresaltos, prosperan y crecen cuando se exponen a la volatilidad, la aleatoriedad, el desorden y los factores estresantes y aman la aventura, el riesgo y la incertidumbre. Sin embargo, a pesar de la ubicuidad del fenómeno, no hay palabras para lo opuesto a lo frágil, llamémoslo antifrágil. La antifragilidad está más allá de la resiliencia o la solidez. El resiliente resiste los choques y permanece igual, lo antifrágil mejora »
«Prologue» (PDF). www.Fooledbyrandomness.com.
¿Cómo podemos ser más antifragiles en nuestras finanzas personales?
Que conste en acta que esto no son recomendaciones de Taleb, sino simples opiniones personales de un servidor.
Una vez dicho esto, veamos algunos puntos prácticos:
- Tener un fondo de reserva en cuentas de ahorro siempre accesibles que cubra tus gastos mensuales de entre 6 y 12 meses.
- No modificar tu estrategia o pauta de inversión. Está comprobado que no solemos tener éxito decidiendo cuando comprar y vender y que invertir a largo plazo de manera diversificada e indexada es una buena estrategia.
- Evita los riesgos que de materializarse te pueden dejar K.O. La deuda es una espada de doble filo, puede incrementar tus retornos o dejarte en la quiebra. Sé extremadamente cautelos@ con la deuda y deja siempre margen de maniobra.
- Haz experimentos tomando muchos pequeños riesgos. Maximiza tus opciones minimizando el riesgo. Vida en modo beta, prueba nuevas ideas con el mínimo coste hasta validar que tienen sentido.
- Ten sistemas redundantes. No confíes tu supervivencia o bienestar a un solo sistema: Imagínate que todo Internet dependiera de un solo servidor. Sería una locura, ¿verdad? Una bomba o un error técnico y el mundo se quedaría a oscuras. Tienes que aplicar este mismo concepto a tu vida. Ten múltiples alternativas abiertas (i.e. generación de ingresos) para evitar un punto único de colapso.
Oportunidades adicionales de aprendizaje
Como has visto, los humanos no venimos equipados de fábrica con herramientas suficientes para entender un mundo tan complejo. Es más, en aspectos relacionados con finanzas personales, tenemos bastantes cognitive biases perjudiciales para nosotr@s mism@s.
Un momento como el actual es idóneo para darnos cuenta de algunos de ellos y tomar consciencia de cómo podemos mejorar. En detalle:
1). Solemos extrapolar el pasado más reciente al futuro. Cuando todo va viento en popa nos resulta muy complejo y antinatural imaginarnos un escenario alternativo donde haya problemas de verdad. Ahora bien, una vez estamos en un escenario de miedo, incertidumbre y pánico como el actual, nuestro cerebro gira 180º y pasamos a proyectar un futuro negro inmediatamente.
¿Qué podemos aprender de este punto? Que tener una visión equilibrada y pensar a largo plazo es siempre una herramienta extremadamente útil. En una situación como la de ahora, donde todo el mundo piensa en las próximas 24 horas, pensar en los próximos 24 meses es una herramienta extremadamente poderosa.
2). Es muy difícil saber de verdad cómo reaccionaremos ante escenarios difíciles. La teoría es muy bonita y fácil de aplicar cuando todo va bien. La gran mayoría de nosotros somos capaces de entender por qué tiene sentido invertir a largo plazo en acciones y asumir que habrá volatilidad en el camino. Ahora bien, del dicho al hecho hay un trecho. Si nunca has visto caer tu patrimonio un 25%, no puedes estar seguro que seguirás el rumbo con timón firme durante la tempestad. Ahora es un buen momento para poner a prueba nuestra convicción y nuestro tesón inversor.
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